Carta del Ministro Provincial con motivo de la Pascua 2018

“Ustedes ya saben qué ha ocurrido en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicaba Juan: cómo Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo, llenándolo de poder. El pasó haciendo el bien y curando a todos los que habían caído en poder del demonio, porque Dios estaba con él. Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en el país de los judíos y en Jerusalén. Y ellos mataron, suspendiéndolo de un patíbulo. Pero Dios lo resucitó al tercer día y le concedió que se manifestara, no a todo el pueblo, sino a testigos elegidos de antemano por Dios: a nosotros, que comimos y bebimos con él, después de su resurrección. Y nos envió a predicar al pueblo, y atestiguar que él fue constituido por Dios Juez de vivos y muertos. Todos los profetas dan testimonio de él, declarando que los que creen en él reciben el perdón de los pecados, en virtud de su Nombre.” (Hech. 10,37-43)

 

Queridos Hermanos:

Feliz Pascua de Resurrección!!

  1. Hermanos, Jesús posee una significación determinante para nosotros porque resucitó. Ahí reside el núcleo central de la fe cristiana. Por el hecho de la resurrección sabemos que la vida y el sinsentido de la muerte tienen un verdadero sentido que llega en este acontecimiento. Se ha abierto para nosotros una puerta al futuro absoluto y una esperanza indestructible ha penetrado en el corazón humano, “en Cristo todos reciben la vida” (1 Cor 15,22).

Jesús anunció al mundo la liberación radical de todas las alienaciones que estigmatizan la existencia humana: el dolor, el odio, el pecado y, por fin, la muerte. Su presencia convierte en actual esa revolución estructural de los fundamentos de este mundo, que él denomina, Reino de Dios.

En aquel acontecimiento, el de la resurrección, se produjo una transformación total en los apóstoles. Se les abrió un horizonte nuevo y vieron con nuevos ojos, de forma absolutamente nueva, la realidad humana del pasado, del presente y del futuro (tamaña utopía!!).

  1. Somos hombres de camino y procuramos realizarnos en todos los niveles, en el cuerpo, en el espíritu, en la cultura. En esta aspiración nos vemos continuamente obstaculizados por la frustración, el sufrimiento, el desamor y la desunión consigo mismo y con los demás. El principio «esperanza» que está en cada uno de nosotros, elabora constantes utopías. Todos añoramos, con el autor del Apocalipsis, esa situación “en la que no habrá ya muerte, ni llanto, ni dolor, porque el viejo mundo ha pasado” (Ap. 21,4).

Como en los apóstoles la resurrección de Jesús es la realización de esta utopía dentro de nuestro mundo. Porque la resurrección significa la transformación de la realidad humana, la realización total de las capacidades que Dios colocó dentro de la existencia humana. Para nosotros cristianos, a partir de la resurrección de Jesús, no hay ya utopía, sino posibilidad y acontecimiento, topía!!. La esperanza humana se realiza en Jesús resucitado y ya se está realizando en cada hombre. Dios no sustituyó lo viejo por lo nuevo, sino que convirtió lo viejo en nuevo.

  1. Hermanos anunciemos esta esperanza en gestos, en palabras, y en testimonio. Hagamos visible la hazaña de Dios donde el bien triunfa sobre el mal, y el perdón sobre el rencor o la venganza. La muerte de Jesús es sobre todo un argumento definitivo a favor del Amor. Jesús dejó absolutamente claro que el amor era más importante que la misma vida. La buena noticia de Jesús fue que Dios es amor. Amor que se manifiesta de manera insospechada y desconcertante.

Para que lo viejo sea transformado en nuevo, para que la posibilidad irrumpa como el sol de la mañana de aquel domingo, habrá que dejarse llevar hasta Galilea para ser confirmados en el seguimiento. Allí en Galilea lo veremos…

En estos tiempos de escucha y discernimiento provincial hacia el Proyecto Pascual de toda la Fraternidad, los animo a recuperar la hazaña transformadora que el Dios de Jesús ha sembrado en cada uno de nosotros. Necesitamos recuperar el impulso de vida nueva que la Resurrección del Señor anuncia. Para ser una Provincia resucitada habrá que morir para volver a nacer, habrá que entregar lo viejo para que Él lo convierta en nuevo. Así también nosotros seremos testigos de las hazañas de Dios… donde a partir del brillo solar, las tinieblas tienen su sentido, y dejan de ser totalmente absurdas.

Hermanos, Feliz Pascua, el Dios de la Vida los confirma en el Amor. Saludos a todas las comunidades con quienes compartimos la esperanza.

Un abrazo,

fr Daniel Fleitas ofm

Ministro Provincial