Mensaje de Navidad del Ministro Provincial

“El, que era de condición divina, no hizo alarde de su categoría,

al contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor,

haciéndose semejante a los hombres. 

Presentándose con aspecto humano” (Filp. 2,6-11)

 

Queridos Hermanos:

Feliz Navidad!!

Nos acercamos al final del año y como siempre celebramos el acontecimiento del Dios con nosotros. Tanto el adviento como la Noche Buena refrescan en nosotros la esperanza. En un tiempo histórico cargado de enredos y confusiones, es necesario que volvamos a la simplicidad de Belén. En el Nacimiento del Dios con nosotros sigue habiendo respuestas a nuestra esperanza.

Ningún prodigio innecesario acompañó al soberano prodigio de un Dios entre nosotros. Aquel bebé, que iba a comenzar a llorar de un momento a otro, era Dios, era la plenitud de Dios. El mundo que esperaba de sus labios la gran revelación recibió como primera palabra una sonrisa. Su no saber hablar era la prueba definitiva de que se había hecho íntegramente hombre, de que había aceptado toda nuestra humanidad, tan pobre y débil como es.

Es necesario recuperar la fuerza de la debilidad. Dios ha querido ser débil.

En la vida, para ser libres, verdaderamente libres, es necesario renunciar a actuar usando la fuerza y la violencia. Es necesario hacer la elección paradojal de la debilidad y de la confianza. La elección más radical, más riesgosa. A veces los cristianos nos escondemos detrás de una peligrosa prisión. La prisión, sobre todo, de los valores cristianos, que queremos defender porque nos sentimos atacados.

Hermanos, busquemos renunciar a la prisión de indignarnos o de golpearnos contra los muros frente a todo aquello que no puedo controlar. Creo en un cristianismo desarmado. Sin fuerza y sin potencia. ¿Quién puede profesar algo distinto y definirse discípulo de Aquel que se abajó? La debilidad de Dios no es su condena, sino su forma cristiana.  No está privada de poder porque entrega salvación.

“No creo más en la fuerza de los valores”, sino que creo en cambio, en aquellos que llaman “los valores débiles”: fragilidad, gratuidad, pobreza, simplicidad, castidad, humildad o todavía caridad. En el cristianismo como dice San Pablo, “es cuando soy débil que soy fuerte”. Y cuando a Jesús le preguntan quién es el más grande entre los discípulos, pone un niño al centro, es decir al puesto de Dios. La debilidad es la fuerza más potente jamás inventada. Y es la puerta de toda humanidad. Los “valores débiles” no tienen tiempo, por tanto son principio de humanidad. Los “valores débiles” no pertenecen exclusivamente al cristianismo, son comunes al diálogo y al encuentro. Quien los comparte los multiplica. Son valores de evangelización. Quien los posee los distribuye. Son valores de servicio. Pertenecen a todos y están disponibles en todo momento sin condiciones.

Así lo entendió Francisco, cuando quiso que sus hermanos sean menores. En cuanto a mí, dijo Francisco, yo quiero estar sometido a todos los hombres y a todas las criaturas de este mundo, tanto como desde lo alto, Dios me lo permita. Tal es la condición del hermano menor.

Hermanos, el movimiento de Dios es siempre hacia abajo, hacia la humanidad, y hacia la parte más débil de ella. Nadie puede amar una cosa a menos que pueda rodearla con sus brazos. Que podamos rodear con nuestros brazos a nuestra humanidad dolida y cansada. Que podamos abrazar la pequeñez de nuestra gente que espera el anuncio de la Esperanza. Que sepamos abrazar con sabiduría las heridas provocadas por nuestros escándalos.

Que en este nuevo año el impulso del encuentro de Francisco con el Sultán, nos anime a cada uno de nosotros, a nuestras fraternidades, a nuestra Provincia a ser espacio de encuentro, de diálogo, de reconciliación, de diversidad, de perdón y de fiesta.

Un saludo a todas las comunidades. Buen descanso para los que se toman unos días. El próximo 2019 nos espera con un profundo trabajo hacia el Capítulo luego de haber vivido un productivo Capitulo Extraordinario, nos esperan los desafíos!!

Recordemos en este tiempo:

  • A los hermanos que van de camino, ya se acercan a México, en una linda caminata con los migrantes
  • A los hermanos Novicios próximos a su Primera Profesión (9 de febrero)
  • A los hermanos aspirantes que pidieron su ingreso para próximo año
  • A los jóvenes y frailes que parten para la JMJ en Panamá
  • A nuestros hermanos enfermos, Antonio y Pablo
  • A la mamá de nuestro hermano novicio Juan, Andrea que está muy delicada de salud.
  • A los hermanos que están en el exterior.

Un abrazo,

Fr Daniel Fleitas ofm

Ministro Provincial